miércoles, 16 de octubre de 2024

NANIO (CUENTO)

  




   NANIO 


-Manda a bañar a tu madre, hijo e puta, se escuchó decir a Nanío

mostrando su dentadura maltratada por el descuido.


Nanío era un personaje conocido por todos en el poblado. Su mente

se fue de viaje, y la abandonó mucho antes de que alcanzara la

pubertad, y eso era algo que todos sabían, menos ella.


Sus días los pasaba en el monte, fuera del bullicio de la gente, y

nunca se supo si su cuerpo llegó a descubrir el frío del agua, ni el olor

del jabón, aunque fuera de cuaba.


Cuando alguien osaba a mencionar la palabra baño, explotaba con un

mal humor terrible, y comenzaba a lanzar todo tipo de improperios y

maldiciones, a quien lo hiciera. Una loca mansa, como decían los

vecinos de La Cabirma.


La Cabirma era un pequeño poblado de casas con paredes de tablas

de palma, cobijas de yaguas, y con blancos pisos de barro. Un caserío

rodeado de caoba, palmera, mango, aguacate, cedro, guama y robles.

Para sus habitantes, la estridente voz de Nanío era conocido por

todos, y cuando la escuchaban, era recibida con el mismo

comentario:


-Ahí viene Nanío. Busquenla algo de comer a esa loca infeliz


A pesar de que ella entraba como perro por su casa, a cualquiera de

los hogares, en donde viera más de una persona reunida, y aunque

muchos la miraban con cierto recelo, por la poca higiene física que

mostraba, siempre era bien recibida, pues sentían pena por su

situación, y el destino que le había tocado vivir desde temprana edad.


Le ofrecían café, y comida, sin que nadie supiera cómo su cadavérica

figura había podido sobrevivir todos esos años, pues nunca aceptaba

un plato de comida, por más que insistieran, y siempre decía que no

comía en casa ajena, aunque ella no tenía una propia, y dormía debajo

de cualquier árbol, en donde le cojiera la noche.


Era todo un personaje, y nunca se apeaba un machete de su delgada

cintura, el cual usaba para protegerse de los tantos Demonios que la

perseguían a diario.


Muchas historias se tejieron sobre lo que la había llevado a su mundo

de locura, pero en realidad nadie sabía por cierto, cómo llegó a su

triste Estado.


Macario Ramirez, el Alcalde Pedáneo del pueblo decía que su locura

fue consecuencia de los abusos de su padre, cuando era apenas una

niña, mientras que su mujer, la vieja Sila Cáceres decía que fue por

una decepción amorosa, antes de cumplir los 15 años.


Pero todo esto eran sólo conjeturas, que nadie pudo nunca

comprobar.


Sus padres murieron cuando era una adolecente, siendo ella hija

única, y desde entonces comenzó su calvario.


-Nanío, y cuándo es que tu vas a casarte- Le preguntaba Macario en

forma jocosa


-Por qué tu no le preguntas a tu mujer, cuando es que va a dejar de

pegártela con el lechero?-Respondió Nanío a Macario, con sus

grandes ojos completamente abiertos, mientras todos explotaron en

carcajadas.


-Yo estoy casada por la Ley y por la iglesia Católica, apostólica y

Romana con el Generalísimo Rafael Leónidas Trujillo Molina, y tengo

3 hijos, que son todos todos funcionarios del gobierno-Les dijo.


-Y qué hace alguien tan importante como tu en este campo?- Le

cuestionaba Sila Cáceres, mientras reía


Mi Marío me envió a descansar, pero pronto vendrá a buscarme.


Todos se reían de sus desvaríos, y la veían como un objeto de

entretención en momentos de aburrimiento, que para ellos era algo

constante.


La sesión de preguntas y respuestas continuó toda la tarde, entre

carcajadas de los presentes


Dudo mucho que Nanío, en su cerebro pudiera procesar la razón de la

risa de todos, ni tampoco pienso que le importara.


De la misma forma en que llegó, al caer la tarde se fue lentamente,

bajando la cuesta en donde se encontraba la casita de Macario y Sila

de vuelta a su mundo especial, en donde el tiempo y la razón no

existían.


Así se acercaba a su fin un día más de tantos para ella, en donde su

felicidad tan sólo dependía de la capacidad que poseía para soñar con

un mundo irreal, pero del que ella fue siempre, su única protagonista.

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