NANIO
-Manda a bañar a tu madre, hijo e puta, se escuchó decir a Nanío
mostrando su dentadura maltratada por el descuido.
Nanío era un personaje conocido por todos en el poblado. Su mente
se fue de viaje, y la abandonó mucho antes de que alcanzara la
pubertad, y eso era algo que todos sabían, menos ella.
Sus días los pasaba en el monte, fuera del bullicio de la gente, y
nunca se supo si su cuerpo llegó a descubrir el frío del agua, ni el olor
del jabón, aunque fuera de cuaba.
Cuando alguien osaba a mencionar la palabra baño, explotaba con un
mal humor terrible, y comenzaba a lanzar todo tipo de improperios y
maldiciones, a quien lo hiciera. Una loca mansa, como decían los
vecinos de La Cabirma.
La Cabirma era un pequeño poblado de casas con paredes de tablas
de palma, cobijas de yaguas, y con blancos pisos de barro. Un caserío
rodeado de caoba, palmera, mango, aguacate, cedro, guama y robles.
Para sus habitantes, la estridente voz de Nanío era conocido por
todos, y cuando la escuchaban, era recibida con el mismo
comentario:
-Ahí viene Nanío. Busquenla algo de comer a esa loca infeliz
A pesar de que ella entraba como perro por su casa, a cualquiera de
los hogares, en donde viera más de una persona reunida, y aunque
muchos la miraban con cierto recelo, por la poca higiene física que
mostraba, siempre era bien recibida, pues sentían pena por su
situación, y el destino que le había tocado vivir desde temprana edad.
Le ofrecían café, y comida, sin que nadie supiera cómo su cadavérica
figura había podido sobrevivir todos esos años, pues nunca aceptaba
un plato de comida, por más que insistieran, y siempre decía que no
comía en casa ajena, aunque ella no tenía una propia, y dormía debajo
de cualquier árbol, en donde le cojiera la noche.
Era todo un personaje, y nunca se apeaba un machete de su delgada
cintura, el cual usaba para protegerse de los tantos Demonios que la
perseguían a diario.
Muchas historias se tejieron sobre lo que la había llevado a su mundo
de locura, pero en realidad nadie sabía por cierto, cómo llegó a su
triste Estado.
Macario Ramirez, el Alcalde Pedáneo del pueblo decía que su locura
fue consecuencia de los abusos de su padre, cuando era apenas una
niña, mientras que su mujer, la vieja Sila Cáceres decía que fue por
una decepción amorosa, antes de cumplir los 15 años.
Pero todo esto eran sólo conjeturas, que nadie pudo nunca
comprobar.
Sus padres murieron cuando era una adolecente, siendo ella hija
única, y desde entonces comenzó su calvario.
-Nanío, y cuándo es que tu vas a casarte- Le preguntaba Macario en
forma jocosa
-Por qué tu no le preguntas a tu mujer, cuando es que va a dejar de
pegártela con el lechero?-Respondió Nanío a Macario, con sus
grandes ojos completamente abiertos, mientras todos explotaron en
carcajadas.
-Yo estoy casada por la Ley y por la iglesia Católica, apostólica y
Romana con el Generalísimo Rafael Leónidas Trujillo Molina, y tengo
3 hijos, que son todos todos funcionarios del gobierno-Les dijo.
-Y qué hace alguien tan importante como tu en este campo?- Le
cuestionaba Sila Cáceres, mientras reía
Mi Marío me envió a descansar, pero pronto vendrá a buscarme.
Todos se reían de sus desvaríos, y la veían como un objeto de
entretención en momentos de aburrimiento, que para ellos era algo
constante.
La sesión de preguntas y respuestas continuó toda la tarde, entre
carcajadas de los presentes
Dudo mucho que Nanío, en su cerebro pudiera procesar la razón de la
risa de todos, ni tampoco pienso que le importara.
De la misma forma en que llegó, al caer la tarde se fue lentamente,
bajando la cuesta en donde se encontraba la casita de Macario y Sila
de vuelta a su mundo especial, en donde el tiempo y la razón no
existían.
Así se acercaba a su fin un día más de tantos para ella, en donde su
felicidad tan sólo dependía de la capacidad que poseía para soñar con
un mundo irreal, pero del que ella fue siempre, su única protagonista.